La práctica de la creación de obras a partir de lápices de acuarelas, junta lo mejor de dos campos: la pintura y el dibujo. Esta técnica es ideal para crear texturas o degradados. A diferencia de los lápices tradicionales, éstos se comportan distintos al contacto con el agua, hecho que conlleva diferentes tipos de técnicas de uso, cobrando importancia el color, trazo, la cantidad de agua, el orden de los elementos usados, el papel o hasta la intensidad con la que se pinta.